Escaños y Convención Constituyente
1.- El reconocimiento
En Chile, desde 1993 al presente se han reconocido por la ley 19.253 diez pueblos originarios, más el grupo tribal afrodescendiente. Por lo que, somos parte de esta población chilena distintiva, gracias a la presencia e identidad prehispánica de este largo territorio llamado Chile. En estas últimas tres décadas hemos trabajado para lograr el mejor reconocimiento de nuestros pueblos, el rescate y transmisión de su viva cultura, el resguardo de su cosmovisión, entendimiento de su territorio y la defensa de los derechos colectivos indígenas, que además de proteger a la población, aportan a la identidad y territorialidad de este diverso país pluricultural.
2.- Presencia y representatividad
No hay en Chile pueblos indígenas minoritarios ni pueblos mayores, hay chilenos indígenas y chilenos no Indígenas. Para reconocer a los primeros, nunca ha sido la cantidad o el número, el parámetro que legitima a los pueblos originarios, pues cada uno y también juntos han trabajado para ser reconocidos, y para que cada cual sea definido como tal dentro de su territorio ancestral. Lamentablemente hoy, de cara a la conformación de una convención constituyente, se busca ganar esa representatividad, reforzando la presencia de un pueblo numeroso, dejando en desventaja a los demás 9 pueblos y el grupo afrodescendiente. La formula mejor sería de escaños equitativos, un hombre y una mujer de cada pueblo, que puedan parlamentar con los otros pueblos originarios y demás constituyentes, como representantes de su propia gente no por número de habitantes sino por colectivo. Porque cada pueblo vale lo mismo.
3.- Mecanismos de registro
Desde 1993 cuando se estableció la Conadi y la red de oficinas de asuntos indígenas, llevamos casi 30 años, haciendo que cientos de miles de chilenos, se autoidentifiquen con su cultura originaria, para resguardar su permanencia, restaurando garantías territoriales, entregando herramientas que benefician el acceso a la educación, la vivienda, la salud, entre otros, lo que ha sido una hazaña del estado, bien o mal ejecutado, legítimo para los indígenas. Es aquí donde se registra la población idígena. Pero de cara a la representatividad en los escaños reservados de la convención constituyente, se busca establecer otros mecanismos de representatividad o autoreconocimiento indígena: El Censo poblacional. Un formato que, al contrario de registrar a la población, consulta de forma abierta a toda la ciudadanía, por hogar o familia, si se identifican con algún pueblo indígena, y cual?. Esto refleja de quienes responden al censo, entre otras cosas, a una cultura que conozcan, recuerdan o hayan estudiado, a una que les gusta o simpatice, que tengan cerca o comparta su territorio, etc. En ningún caso, podría ser una forma de definir en número a la población indígena. Pues esta herramienta, ha abultado considerablemente las cifras de los pueblos originarios.
4.- Lo positivo y lo negativo del Censo
Si buscamos algo positivo en aumentar la cantidad de indígenas en el país, el decir con el censo, no es malo que un creciente número de chilenos sea o se identifique indígena, en general, ya que esto podría aportar a la sensibilidad ciudadana, para aceptar de mejor manera que los pueblos originarios participen del proceso constituyente. Pero la letra chica dice todo lo contrario. Pues la manera de elegir a representantes indígenas, seguiría las matemáticas distritales de diputados, pero para cada pueblo, lo que les habilita para elegir a sus representantes en los escaños reservados, ceñido al padrón electoral, que define la cantidad de votantes, por el autoreconocimiento del último censo en vez de la cantidad de personas registradas en la Conadi.
5.- Nosotros como ejemplo
El Pueblo Kawésqar, que habita electoralmente en un sólo distrito: el #28, tiene un registro Conadi un número aproximado a 700 personas, de las cuales 400 aproximadamente son adultos con capacidad de votar en elecciones, los demás serían niños o adolescentes no votantes. Pues bien para elegir representantes del pueblo para los escaños, sea uno o dos personas, debiera esa persona o ambas, ganar matemáticamente con el voto popular del cincuenta más uno, es decir, conseguir que el día de la elección unos 200 Kawésqar o más se acerquen a las urnas a votar por el o ella como candidato, y así conseguir el escaño. Pues si se toma el censo como padrón electoral, el mismo candidato a ganar el escaño y representar al Pueblo Kawésqar, debe conseguir que unas 1.800 personas voten para darle el triunfo.
Por eso nace la pregunta: Cómo haría un candidato indígena Kawésqar, para conseguir que quienes dijeron en el Censo ser o identificarse Kawésqar, voten por el o ella en la elección y no por candidatos no indígena de su distrito? Por eso no da lo mismo que 3.500 personas o 400 sean el padrón electoral Kawésqar. No defendemos a Conadi como padrón para impedir que participen chilenos autoidentificados indígenas en las votaciones, sino porque los últimos 30 años cuentan, y porque costará cuatro veces más conseguir un escaño con las matemáticas electorales para un pueblo que verdaderamente y no en las encuestas, es de participación minoritaria en procesos de elecciones, tomando en cuenta que culturalmente no tiene representantes o líderes elegidos popularmente y que en la última votación muy pocos acudieron a las urnas.
Sin duda es un desafío permanente, que las fórmulas positivas a unos no dañen o afecten negativamente a otros. Porque cada pueblo merece escoger sus propios mecanismos de selección para ser representado y participar en la Nueva Constitución.